viernes, 23 de junio de 2017

CHICHARRAS


Las chapas revientan bajo el sol.
Mi abuela barre el patio,

hojas etéreas y tierra;
después seca la transpiración de su frente
como diciendo: 

"siempre hay un nuevo día".

Las chicharras cantan al atardecer,
abajo
diminutos cuerpos
niegan a descomponerse,
como si una pequeña eternidad los abrazara
y no los dejara caer.
“No es abajo donde las cosas desaparecen,
si no arriba, a la altura de los pensamientos”

Mientras tanto 

en el pueblo
los reptiles bregan en las calles.
Otra época gris y fuego
para bailar curtidos 

en ese sacro campo de fuerza  

que algunos llaman fe

otros poesía


otros inutilidad.

jueves, 13 de abril de 2017

LOBESNTIEN

Siempre imagino como serán las escenas de su vida cotidiana. Vos y él. En parte Mariano y Pablo algo me contaron.

El viernes por la noche vas a su casa. Lo esperás a la salida de la Facultad y se van juntos. Cojen. Se bañan. Piden una pizza y salen al bar de moda. Al otro día amanecen todo transpirados, en bolas, él se levanta y se va a bañar, vos te quedás revisando el Facebook desde tu celular. Cuando vuelve es tu turno. A la salida te avisa que ya encargó empanadas. Vas a comprar una gaseosa a la vuelta y cuando regresás las empanadas están en la mesa. Comen y se quedan conversando 2 horas, como si acabasen de verse después de un tiempo largo. Vuelven a la cama, buscan alguna película interesante. Se les hace la noche, volvés a tu casa a cambiarte y traer algo de plata. De regreso en su casa, él todavía no está listo; le elegís la ropa que va a ponerse para salir a bailar.

Creo que los domingos la pasan todo el día en la cama, alternando películas y partidos de futbol. Cuando llega el lunes se va al trabajo, vos dormís hasta las 11, te despertás, acomodas el cuarto, tendés la cama, escuchás música fuerte y bailas limpiando la casa. Después de eso cocinás algo rapidito y te vas. Le dejás la llave en la ventana atrás de una maseta. 

No me consta que sea exactamente así, pero algo pude confirmar de todo lo que me contaron.


Nosotros solíamos vernos los jueves por la noche, faltaba los viernes a la facu y te quedabas en casa hasta el sábado por la tarde. Después de eso no sabia nada de vos hasta el próximo jueves. Recuerdo que la pasábamos encerrados cojiendo, emborrachándonos, llorando por nuestros ex y personas que nos habían hecho daño en el trascurso de nuestra vida. Fue un periodo muy extraño. Nunca supe lo afortunado que fui hasta que supe lo infeliz que fuiste, es como si hubiese estado toda mi vida en el ojo del huracán mientras vos ibas por los aires despedazándote.

Cuando lo conociste y me dejaste de ver, sufrí muchísimo, tanto que no entendía el mundo sin vos. Me había convertido en un mártir mientras vos empezabas tu nueva vida. Habías dejado las drogas, el alcohol, retomaste el colegio y volviste a ensayar con tu banda.

Mientras escribo esto, vos debes estar pensando que faltan dos días para que sea viernes. Por mi parte te cuento que estoy atravesando un proceso de muchos cambios, la semana pasada empecé con las clases de Karate y después de mucho tiempo estoy planeando volver a celebrar mi cumpleaños.