lunes, 6 de junio de 2016

CIGARROS

Quizás te descuide las últimas veces,
recuerdo que estuve poco cariñoso
poco me importo lo que decías,
te repetí que casi me muerden los perros de tu vecina,
me dijiste que esos perros nunca mordieron a nadie.

Vimos un capitulo de los Simpson
uno donde Milhouse se quita los lentes,
nunca vi los ojos de Milhouse dijiste.
Contemple tu respiración
tu boca, tus gestos, tu sonrisa. Me quise ir.

No entendí porque terminamos juntos,
vos merecías más,
tu novio era más lindo y divertido que yo
no sé porque lo dejaste.
Pese a que siempre te hablé de libros y poesía
nunca te enseñe nada.

Después de eso, repetimos.
Nos bañamos juntos
enjabone tu espalda, tus pechos
te agarre la cara y te bese.
Lloraste,
supuse muchas cosas,
imaginé las inmensidades que nos envolvían,
las inmensidades que envolvían nuestras inmensidades.
Solo pude abrazarte.

Creo que ahí vino el momento de quiebre.
Prendí un pucho,
pusiste algo de música
y ya no sonreíste más,
me vestí y me fui;
los perros de la vecina ya no estaban.

Por la noche llegó un mensaje preguntándome si todo estaba bien,
te respondí como siempre: todo ok.
Horas más tarde fui al cumpleaños de uno de mis amigos
pelee con uno de ellos,
me fui de la fiesta.
Bajé por el parque San Martín,
no había gente, solo un par de perros que se acercaron amistosos.
Prendí el último cigarro que me quedaba, tire la caja
miré para todos lados
como no había nadie pude ser infantil,
me amaqué en el columpio más ruidoso y oxidado
hasta que salió el sol.


Llegué a casa todo contaminado por el humo,
lo sentí en la ropa y en la garganta.
Prendí el televisor, en el noticiario
anunciaban el nacimiento de un nuevo país en oriente,
al parecer esto no nos toca.
Pensé en vos,
en los ladridos de los perros de tu vecina
en los encendedores que olvido en tu casa cada vez que voy;
busqué todo tipo de señales
que me hable del tiempo útil de las cosas.


No eramos más que caballitos empantanados tratando de salir.