martes, 6 de mayo de 2014

La otra noche nos metimos en la casa abandonada  
donde años atrás solíamos perdernos días enteros  
embuidos en el egoísmo adolescente. Subimos al árbol creímos ver duendes en el jardín, pero no nos importo. La distancia de los años y de los sentimientos nos dieron otro campo de fuerza otra profundidad y hasta otra dimensión por esas horas vivimos de manera intima cada una de las estrellas que la noche nos presto, 
(las conté en silencio). Comprendí que vos y yo somos parte de un ciclo que nunca va a terminar somos energía y materia que se recicla como el sol y los planetas.