martes, 22 de marzo de 2016

EQUILIBRIO

Cuando tenia 4 años solía jugar con hormigas. Limpiaba el patio de mi abuela buscándolas, pensaba que en cada hoja que cargaban llevaban información vital para su clan, pensaba en su fuerza y velocidad, en las guaridas subterráneas desde donde controlaban el equilibrio del mundo. 
Podía pasar tardes enteras abstraído contemplándolas, observando su recorrido. A veces me acercaba tanto que solían picarme los pies y las manos como marcando distancia; entonces yo, según el grado de dolor en venganza les tiraba agua o echaba nafta y prendía fuego el hormiguero. Pero las hormigas nunca se iban, brotaban día tras día, el fuego no las asustabas, la muerte no las consumía, eran un animal mas grande, un todo formado por pedacitos frágiles y planes para toda la vida. 
Cuando cumplí 5 años, esos juegos solitarios terminaron. Nunca más pretendí reducir algo a cenizas o ahogarlo, nunca más vi algo tan sorprendente. Ahora entiendo que cada hoja que llevaban era para escribir un manifiesto socialista, quizás libros de cuentos infantiles, cálculos astrofísicos, quizás su propia biblia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario